Hay ocasiones en las que, nos planteamos una sesión como algo que tiene un principio y un final.
Lo mejor, es ir desarrollándolo, como en mini sesiones. Cada charla, cada momento puede ser... muy especial.
Acordar el día, la hora, el sitio, los complementos, los limites... todo es algo que sirve para llegar al día en cuestión y sentir, desde el primer momento, donde estamos, quienes somos...
Llegar y decidir esto se hace, desnudo/a, a cuatro patitas... ufff... que frió, no?
Al igual que luego, se sigue hablando, viendo que iba bien, que mejorar, que roce...
El llamar sesiones a esto, es darles menos importancia de la que realmente tienen, son situaciones, que se prolongan en el tiempo, que se planean con mucha antelación, y que se intentan disfrutar muy concentradas en unas horas, cuando se puede, así que, hasta una sesión, un encuentro, puede ser algo muy largo... o no, depende de nosotros.
Como una partida de ajedrez, no acaba hasta que el Rey está en jaque... o la Reina quiere...
Un saludo
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